¿EN ESTA ÉPOCA DE BONANZA, POR QUÉ NO REDUCIR IMPUESTOS TEMPORALES?
12 de septiembre de 2006

Satisface que el presidente Alan García haya descartado la creación de nuevos impuestos. No obstante, sería mucho mejor que el Gobierno no siga haciéndose de la vista gorda ni continúe manteniendo cargas tributarias que nacieron como temporales y que en la práctica se han convertido en permanentes.Existen muchas razones para por lo menos modificar los impuestos antitécnicos, empezando por la bonanza fiscal que vive el país. La recaudación tributaria suma 25 mil millones de soles, es decir, 6 mil millones más respecto al 2005, situación que bien ameritaría la reducción del Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) y del Impuesto Temporal a los Activos Netos (ITAN). No se puede desconocer que ambos impuestos han servido como instrumento para la fiscalización tributaria, pese a que el país no ha sido informado del monto de la evasión detectada. Sin embargo, tampoco se puede desconocer que el ITF desalienta el ahorro. Por ello, se haría bien en considerar las diferentes propuestas técnicas que se han formulado para mejorar parcialmente su aplicación. Después de todo, de lo que se trata es de no obstaculizar el ahorro, que es escaso, sino fomentarlo. Tales modificaciones son aun más necesarias cuando el Gobierno acaba de solicitar al Congreso la prórroga del ITAN, el ITF y el punto adicional del IGV hasta el próximo año, evidentemente ante los ingresos que generan. Pero también debe aceptarse que estos impuestos deben minimizarse al máximo. Incluso con una tasa cero podrían seguir siendo instrumentos de fiscalización.Lo que no podemos aceptar es que se prolonguen indefinidamente. Debe recordarse que el ITF nació en noviembre del 2005 y debía desaparecer en noviembre del 2006. Tal parece, pues, que en el Perú lo temporal puede convertirse en permanente, lo cual no es justo considerando las consecuencias negativas que esto ocasiona a la economía.