En la peor de las condiciones posibles, con una pandemia que dificulta el contacto entre las personas, los peruanos acudimos ayer a las urnas para ejercer el más fundamental de nuestros derechos democráticos: elegir a quienes liderarán nuestro futuro por cinco años.La jornada empezó de manera accidentada, particularmente en Lima, donde múltiples mesas demoraron en abrirse por la ausencia de sus miembros y con largas colas formándose en el exterior de los locales de sufragio. Aun así, para alrededor de las dos de la tarde, el 99,6% de las mesas ya se habían instalado, gracias a ciudadanos que se ofrecieron para suplir a los que habían sido asignados y no se presentaron.Así las cosas, el proceso fluyó de forma ordenada y sin verdaderas sorpresas y, salvo por algunas pocas quejas cuya pertinencia tendrá que ser verificada, ajustado a la asepsia que todos esperábamos. Ello no evitó que, como suele ocurrir, algunos candidatos, como el señor Rafael López Aliaga, sugiriesen la existencia de irregularidades en su contra, sin ningún tipo de evidencia para sustentarlo.Los verdaderos sobresaltos recién llegaron por la noche, cuando los noticieros dieron a conocer primero el flash electoral a boca de urna y luego el conteo rápido de Ipsos. Como ya mostraban las encuestas que trascendían en la víspera, el candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, consolidó su ascenso y habría alcanzado más votos que cualquier otro postulante, colocándose en el primer puesto con 18,1% del voto al 90% del conteo. Según la referida medición de Ipsos, lo siguen Keiko Fujimori (Fuerza Popular) con 14,4% y Rafael López Aliaga (Renovación Popular) con 12,4%. Hará falta esperar los resultados de la ONPE al 100% para saber el cuadro final de candidatos.