El balance democrático en cualquier país generalmente demanda la presencia de una izquierda política acorde con los tiempos. Así, en la evolución de la izquierda global posterior a la caída de la URSS se enarbolan las banderas de los derechos civiles, del medio ambiente y de la equidad social, pero estas no implican necesariamente comprometer la sostenibilidad fiscal ni erosionar las bases del derecho a la propiedad ni meter al Estado de empresario. En otras palabras, en muchos aspectos y lugares, la izquierda se ha modernizado para bien. Este no es necesariamente el caso de la izquierda local. Más bien, algunos de sus candidatos siguen tropezando con las mismas promesas de décadas pasadas. No se trata únicamente de las contorsiones verbales para calificar al régimen venezolano o cubano, sino ciertas propuestas de política pública que manejan durante la presente contienda electoral. (Edición sábado)