CAMBIOS. Antes que la pandemia del COVID-19 llegara al país, la seguridad ciudadana era la mayor preocupación de la población, y si bien por algunos meses el tema fue relegado, poco a poco se volvió a sentir la inseguridad en la que vive la ciudadanía. Se trata de un tema con muchas aristas, pues su solución pasa por mejorar la labor de la policía y el serenazgo (como un apoyo más cercano a los vecinos), pero también por conseguir que la Fiscalía y el Poder Judicial sean más eficaces. Lamentablemente, entre las debilidades que la pandemia puso en evidencia figura la precariedad institucional de la Policía Nacional del Perú (PNP), cuya reforma ha vuelto a sentirse como una gran urgencia. Tanto que apenas llegó a Palacio de Gobierno, Francisco Sagasti señaló que se daría inició a dicha reforma. Pero con tanto cambio en el Ministerio del Interior (Mininter), la tarea parece casi imposible. Tampoco ayudó hacer el anuncio sin haber dado una mirada al interior de la institución, de haberlo hecho pudieron saber que ya existía en marcha la preparación del Plan Estratégico de Capacidades de la PNP al 2030 “Mariano Santos Mateos” (MS30), que fue elaborado el 2019 con la participación de expertos, organizaciones de la sociedad civil y técnicos de la PNP.