La entrega de dinero al vocal Eduardo Palacios Villar, el 4 de setiembre pasado, que originó el encierro de este en el penal San Jorge y, también, un nuevo intento de reforma judicial impulsado desde el Ejecutivo, tiene varios hechos extraños que generan suspicacias respecto a si fue un caso puesto al descubierto legítimamente o un acto cuidadosamente planificado, en el que habrían sido utilizados miembros de la Fiscalía.Uno de los puntos más controvertidos es la intervención del jefe de la comisaría de Cotabambas, comandante Juan Pinzas, quien -lejos de alertar a las autoridades de control interno del Poder Judicial sobre un hecho de corrupción a punto de ejecutarse- arma su propio operativo, creyendo a ciegas lo dicho por el denunciante, Wilfredo Ipanaqué, y detiene al vocal. Ipanaqué fue efectivo del Servicio de Inteligencia Nacional y realizó 'operaciones sicológicas' en el pasado.El comisario creyó, por ejemplo, su versión respecto de que el 13 de agosto entregó -según el atestado- mil soles al vocal Palacios Villar y que el mismo día aportó S/. 250 a la secretaria Gloria Ludeña, a pesar de que había dicho -el día del operativo- que no tenía solvencia económica, por lo que pidió quedarse a dormir en la comisaría. ¿Por qué Ipanaqué no denunció el pedido y la entrega de la coima ese 13 de agosto?.