DESINTERÉS. Tanto en la primera ola de la pandemia como en la segunda, el oxígeno medicinal ha sido objeto de rimbombantes declaratorias en las normas legales. Es un "recurso estratégico" prioritario para la lucha contra la pandemia y su uso está regulado, autorizado, asegurado y garantizado. Durante todos estos meses se han sucedido decretos de urgencia, leyes, decretos supremos y resoluciones ministeriales, cuyas disposiciones, lamentablemente, se quedaron en el papel, pues la realidad muestra que de nada sirvieron para evitar que el colapso se repitiera. Gremios médicos, así como especialistas y empresas advirtieron al gobierno de Vizcarra, y también al de Sagasti, que si no se actuaba, sobrevendría una nueva crisis de oxígeno. Pero cuando entre setiembre y noviembre bajó la presión sobre la necesidad del recurso, ambos gobiernos, en particular desde el Minsa y Essalud, se descuidaron. Hay que recordar que Víctor Zamora y Vicente Zeballos bloquearon la ayuda que el sector privado ofrecía al Estado, mientras que se dilataban las autorizaciones a iniciativas de universidades para proveer equipos como plantas generadoras de oxígeno y ventiladores.