Ayer, se conoció que algunas autoridades de este y del anterior gobierno se inocularon vacunas que no les correspondían. Lo hicieron, de más está decirlo, en las sombras, como actúan quienes son conscientes de que sus acciones no son inocuas. Y lo hicieron, sobre todo, en uno de los momentos más difíciles para el país, en medio de una pandemia que se ha llevado a más de 43.000 peruanos, entre ellos, tantísimos que se contagiaron en la primera línea de la lucha contra el virus. Otra vez, los peruanos nos enteramos de que hubo quienes se aprovecharon de un puesto en el aparato estatal para obtener un beneficio indebido. Como para recordar aquella frase de William Faulkner: "El pasado nunca muere, ni siquiera es pasado". Según contó el ahora exviceministro de Salud Luis Suárez, los investigadores de los ensayos clínicos de la vacuna de Sinopharm le informaron a su despacho que, además de las muestras que se iban a aplicar a los voluntarios, "contaban con una cantidad de biológicos (fuera del estudio) que aplicarían la vacuna candidata al equipo de investigación" que estaba llevando a cabo el proceso. Él y otros funcionarios del Ministerio de Salud (Minsa) recibieron dichas dosis.