"EL PERÚ PRIMERO, PERO DESPUÉS DE MÍ"
14 de febrero de 2021

La transparencia nunca ha sido una cualidad del expresidente Martín Vizcarra. De hecho, su gobierno terminó con más preguntas que respuestas sobre materias por todos conocidas, relacionadas al papel que Richard Cisneros cumplió en su administración y a las mentiras que se tejieron en torno al mismo; a la presencia de múltiples allegados suyos en el sector público desde que se hizo de la presidencia y, claro, todo lo vinculado a la telaraña de acusaciones en su contra por supuestamente haber recibido coimas de empresas constructoras cuando era gobernador regional de Moquegua.Pero si todo ello suponía opacidades que el país no merecía y que el Ejecutivo tenía el deber de aclarar, lo que hoy se sabe sobre la vacunación secreta contra el COVID-19 del exmandatario y su esposa es simplemente una afrenta. Empeorada por las mentiras en las que el ahora candidato al Congreso ha insistido desde que se supo la verdad y por los efectos que estas, inevitablemente, tienen sobre el proceso de inoculación en ciernes.En primer lugar, no existe constancia de que Vizcarra haya participado, como dice, en los ensayos clínicos de la vacuna de Sinopharm. No pasó por los trámites existentes, no firmó el consentimiento informado y, según fuentes de El Comercio, recibió una "vacuna para consultantes". En corto, pidió que se le aplicara el fármaco, una realidad que desinfla la coartada de la "valentía" que ha utilizado el otrora jefe del Estado y abona, más bien, a todo lo contrario: ‘primero me salvo yo’.(Edición sábado).