Mientras en el país se reciben las primeras vacunas y el gobierno anuncia nuevas medidas para contener la pandemia, el Congreso a lo suyo: dañar a como dé lugar la economía de los peruanos, parapetándose siempre detrás de dudosas intenciones de apoyo a las familias que se han visto golpeadas por la crisis sanitaria.Ese es el quid del populismo, presuntos beneficios sociales que, más temprano que tarde, retornan como un boomerang en detrimento de quienes se pretendía favorecer. Pero en el caso de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social y su proyecto de ley, aprobado el martes, autorizando el retiro del 100% de los fondos de la Compensación por Tiempo de Servicio (CTS), esta perniciosa práctica política -a la caza, qué duda cabe, de réditos electorales- llega a extremos de incompetencia e irresponsabilidad nunca antes vistos.Si se busca "cubrir las necesidades económicas a consecuencia de las contingencias causadas por la pandemia", como reza el dictamen, al permitir el retiro de la totalidad de esta compensación, una suerte de ahorro obligatorio del que se puede disponer recién al término del vínculo laboral, los presuntos beneficiarios quedarán desprotegidos justo en tiempos en que el desempleo es uno de los mayores efectos colaterales que nos está dejando el COVID-19.De ahí que la mayoría de los especialistas coincida en que la medida podría tener sentido únicamente si fuera focalizada. Es decir, si se aplicara, por ejemplo, solo a aquellos trabajadores que se encuentran en procesos de ‘suspensión perfecta’ de labores, de reducción drástica de sueldo o de quienes hayan sufrido casos severos de coronavirus en sus familias.