Esta semana, la Junta Nacional de Justicia (JNJ) destituyó por unanimidad al exfiscal de la Nación Pedro Chávarry del Ministerio Público -a donde había llegado hace casi tres décadas- y le impuso una prohibición para que pueda ocupar otro cargo público en el sistema de justicia. Se inicia, así, el epílogo de una historia que, durante poco más de dos años y medio, le mostró al país el peor rostro, de un lado, de un fiscal que nunca se avergonzó de sus mentiras, que se aferró al puesto cuando su situación ya era insostenible y que alentó a algunos de sus colaboradores a violar la ley y, del otro, de los partidos -Fuerza Popular (FP) y el Apra- que lo blindaron en el Congreso hasta el último día. Una historia que, por momentos, nos trajo demasiadas reminiscencias de los años 90.A Chávarry, como sabemos, la JNJ le abrió un proceso disciplinario tan pronto se instaló, hace casi un año. En julio pasado, y en el marco de este caso, el organismo había ordenado su suspensión por seis meses; una medida que saludamos en su momento desde estas páginas pero que, como advertimos, era provisional. Ahora se ha logrado un avance significativo.