El actual Congreso nos tiene ya habituados a iniciativas legislativas de baja solidez técnica y poca visión de largo plazo. Hasta ahora, sin embargo, se había limitado a proyectos puntuales y casi siempre de impacto definido; no había ensayado -felizmente- una reforma integral y permanente de un sistema complejo.Eso está a punto de cambiar. Con la aprobación del texto propuesto por la comisión multipartidaria para la reforma del sistema previsional, el Congreso se embarca ahora en aguas desconocidas y profundas. Las aristas para evaluar son demasiadas (laborales, financieras, actuariales, de salud, etc.) y bastante técnicas, de modo que difícilmente la comisión -que no contaba con congresistas particularmente familiarizados con el asunto a discutir- pudo en apenas medio año concebir un documento de reforma integral con la solidez necesaria.Y las grietas se empiezan a notar rápidamente. Por ejemplo, en una entrevista concedida a este Diario, la presidenta del grupo encargado de la propuesta, Carmen Omonte (APP), indicó que, entre quienes tengan la edad adecuada, "puede que voluntariamente muchos afiliados actuales a la AFP quieran ingresar (al nuevo sistema)". "De lo contrario", señaló, "estarán todavía en el esquema de AFP". Esta provisión de voluntariedad no se encuentra en el texto de la norma, y es una diferencia crítica.(Edición sábado).