CADA DÍA CUENTA
29 de enero de 2021

Han pasado 320 días desde que el entonces presidente Martín Vizcarra declaró las primeras dos semanas de cuarentena en el Perú en marzo del 2020. En esos tiempos estábamos a ciegas, y el impacto y la eficiencia de las restricciones estaban por descubrirse, pero este segundo aislamiento de dos semanas impuesto en buena parte del territorio nacional por la administración de Francisco Sagasti -desde el 31 de enero- nos pilla mucho más conscientes de lo que se puede venir. Lo aprendido nos deja claro que no hay un segundo que perder y que estos 14 días de encierro no pueden desaprovecharse.Conocemos los costos de acometer confinamientos prolongados y de prorrogar constantemente las medidas más rígidas. Aunque reducir radicalmente las aglomeraciones y las interacciones entre personas contribuye a aplanar la curva epidemiológica, también supone un golpe significativo a la economía. Y la realidad ha demostrado que no existe una disyuntiva tan extrema entre mantener nuestros engranajes productivos en movimiento y preservar la salud: si lo primero no se logra por mucho tiempo, los ciudadanos que necesitan salir a trabajar para alimentar a sus familias lo harán sin importar las disposiciones, afectando inevitablemente lo segundo.En ese sentido, tanto nuestras autoridades como los ciudadanos debemos actuar efectiva y responsablemente durante la cuarentena para hacer que el tiempo cuente y para evitar que 14 días se conviertan en meses. Que eso ocurra sería infligir demasiada presión a un país seriamente golpeado por casi un año de crisis sanitaria.