E l Gobierno acaba de anunciar su propósito de cambio de timón en la política antidrogas y también el nombramiento del ex ministro peruposibilista Rómulo Pizarro en la presidencia ejecutiva de Devida, medidas ambas expectantes para la lucha contra el narcotráfico en el país.Evidentemente, el balance de lo hecho en los últimos años en este terreno es frustrante. Poco se ha avanzado para frenar los tentáculos de mafias que, aprovechando la inacción del Estado, han sacado ventaja del incremento de las hectáreas sembradas de coca, destinada en su mayoría para la producción de pasta básica; la ampliación del espectro de la comercialización de estupefacientes; y la incursión de cárteles en el territorio nacional como efecto del Plan Colombia, que generó el traslado de varios cultivos ilícitos de coca hacia el valle Apurímac-Ene, donde operan, como brazo armado del narcotráfico, algunas columnas de Sendero Luminoso.Esto tiene que cambiar. Como ha reconocido la ministra del Interior, Pilar Mazzetti, en entrevista con nuestro Diario, las estrategias habituales tienen que perfeccionarse. Lo que se necesita es una nueva estrategia para hacer frente a una actividad delincuencial que ha demostrado ser más poderosa en materia de organización, técnicas de cultivo, procesamiento y transporte de la droga. Es alentador que el Gobierno, como ha dejado entrever la ministra, apunte hacia acciones focalizadas de control policial en las zonas cocaleras, vigilancia en el uso de insumos utilizados en la producción de narcóticos, mejores servicios de inteligencia y freno a las vinculaciones narcotráfico-PNP. Para ello, el concurso de Devida será fundamental. El nuevo presidente ejecutivo Rómulo Pizarro tuvo buen desempeño en la cartera de Interior, en la última parte del gobierno anterior. Si bien no logró involucrarse en la lucha antidrogas, ahora tendrá que asumir la reestructuración de Devida para dar un nuevo enfoque a la producción de hoja de coca, la erradicación de las plantaciones, las tareas de interdicción y la consolidación de los tratados antidrogas con Estados Unidos.De todo ello, como postulamos en nuestras Propuestas para una Agenda de Gobierno 2006, creemos prioritarios la repotenciación de los servicios de inteligencia de la PNP y una política nueva que finalmente potencie los cultivos alternativos, como alternativa viable al sembrío de la coca.