Con pinzas habría que tomar el dato de la encuesta de El Comercio elaborada por Apoyo que indica que para el 81% de limeños la delincuencia es su gran drama.Según el sondeo, la inseguridad preocupa a todas las capas sociales. Sin embargo, el 73% cree que la ciudad está progresando, el 80% opina que ha mejorado, y el 75% señala que se siente a gusto en ella. Ante esa aparente contradicción --y aceptando que la delincuencia es un flagelo que intimida cada vez más-- habría que diferenciar la percepción de la gente de la estadística real.Eso es lo que recomienda Gabriel Prado, especialista de seguridad ciudadana del Instituto de Defensa Legal (IDL), para quien la alta sensación de que estamos en una ciudad insegura no tiene, necesariamente, un correlato en los datos reales del delito. "No se puede hacer política pública desde la sensación", agrega.Considera que hay que dejar de lado "la cultura del pito, el chaleco y la vara", porque no es con medidas represivas que se neutralizará a los delincuentes. "Hoy se necesita información de calidad de cada distrito para medir el verdadero impacto. Ahí está el arma", dice.Para él, los candidatos no deberían afanarse más en pregonar clichés del tipo "la seguridad es tarea de todos", sino de articular, un plan sólido al respecto.(Edición domingo).