Llegado octubre, pasa difícilmente una semana sin que el Congreso ponga en marcha una iniciativa legislativa que amenace con erosionar parte del marco institucional y económico del país. Recientemente, ha sido el sector financiero el más expuesto. Si la semana pasada se debatió un proyecto de ley para congelar las deudas de consumo y mypes (que en buena hora se logró modificar para adoptar parte de las propuestas del Ejecutivo al respecto), esta semana ha tocado el proyecto de ley para impulsar topes a las tasas de interés.En efecto, hace unos días la Comisión de Defensa del Consumidor del Congreso -fuente de muchos de los dislates legislativos recientes- aprobó expeditivamente el predictamen titulado "Ley que protege de la usura a los consumidores del sistema financiero". A través de este, se propone que el Banco Central de Reserva (BCR) establezca límites en las tasas del sistema financiero de forma semestral. Como se sabe, el BCR dispone ya de la facultad de fijar tasas máximas y mínimas de forma excepcional, pero no ha ejercido esa competencia. La iniciativa legal lo forzaría a hacerlo.Lo cierto es que la tasa de interés no es otra cosa que el precio al cual se negocia el dinero. Así, aplican las mismas reglas de mercado que con cualquier otro control de precios. Desde un punto de vista de principios, se trata de una obvia -e injustificada- intervención del Estado en las libertades económicas de las empresas, familias y personas. Desde un punto de vista práctico, los topes impedirán que las familias y pequeñas empresas con poco historial crediticio, o que por algún motivo podrían tener problemas para devolver el préstamo, accedan al crédito.