Es adecuada la propuesta gubernamental de incrementar en 43% --con relación al presupuesto inicialmente aprobado-- los recursos destinados a gastos de capital. Con esto se intenta revertir una tendencia bastante antigua de concentrar el presupuesto en el ineficiente gasto corriente, para pagar abultadas planillas públicas. Esto ha significado que, en los últimos lustros, la inversión pública se haya reducido significativamente del recomendable 5% del PBI anual a la mitad. Esta contracción de la inversión pública, sumada al poco dinamismo en la entrega de concesiones, ha generado un déficit de inversión en infraestructura de servicios públicos estimado en 23 mil millones de dólares. Inexplicablemente, esta brecha ha continuado ampliándose aún en períodos de notable crecimiento económico afectando nuestra competitividad.