Nunca la muerte ha estado tan presente en nuestras vidas como en los últimos meses. El COVID-19 nos ha acostumbrado a esperar todos los días los reportes del Ministerio de Salud para ver cómo se incrementan los fallecidos, cómo se abulta la cifra de infectados y cómo nuestro sistema sanitario trata, pero no logra, darse abasto ante un trance sin precedentes. Pero la verdad es que el nuevo coronavirus no es el primer mal que se nutre de nuestras debilidades sistémicas y diezma a una parte de nuestra población en una curva ascendente.En efecto, en el 2019 hubo 166 víctimas de feminicidio. En el 2018 fueron 149 y en el 2017, 116. El año pasado estos números supusieron un récord desde que este tipo de crimen se empezó a contar en el 2009, destronando al fatídico año anterior. Y el asesinato de mujeres, así como la violencia de género en general, no se ha detenido durante los meses de confinamiento.(Edición sábado).