Esta semana, en medio de una sesión virtual de la Comisión de Constitución que había sido convocada para otro fin, saltó un asunto que, por incómodo o difícil de resolver en la actual situación, pocos han querido enfrentar desde el Ejecutivo o el Legislativo: la obligación que tiene el Gabinete Zeballos de presentarse ante el nuevo Congreso para exponer su plan de trabajo y pedir la confianza que la Constitución exige para que este continúe oficialmente su marcha.Como se recuerda, aunque con algunas diferencias en la nómina, los miembros del actual equipo ministerial juraron sus cargos inmediatamente después de que el presidente Vizcarra ordenase la disolución del Parlamento anterior, el 30 de setiembre del año pasado. Esto planteó un serio problema con respecto a lo que dispone el artículo 130 de nuestra Constitución a propósito de los gabinetes que se estrenan. A saber, que "dentro de los treinta días de haber asumido sus funciones, el Presidente del Consejo concurre al Congreso, en compañía de los demás ministros, para exponer y debatir la política general del Gobierno y las principales medidas que requiere su gestión"."Plantea al efecto cuestión de confianza", añade el texto.Treinta días después de que este Gabinete hubiera asumido funciones, sin embargo, seguía sin existir representación nacional y la realidad continuaría siendo esa por varios meses más. A mediados de marzo de este año, no obstante, finalmente una nueva conformación del Legislativo quedó instalada y el reloj que marcaba el cumplimiento de los plazos para la presentación que había quedado en el limbo se echó a andar.