EL AGUJERO NEGRO
23 de abril de 2020

La inédita caída del precio del petróleo es un resultado propio de la pandemia y, al mismo tiempo, de otros fenómenos alrededor del precio más politizado del mercado mundial. Al cotizarse por primera vez en negativo el crudo EEUU o West Texas Intermediate (WTI), se cierra un ciclo donde el petróleo podía quedar relativamente al margen de las grandes externalidades debido a un manejo corporativo o individual de los países productores, a veces, inclusive, inclementes con las economías dependientes del petróleo.Es cierto que el principal desencadenante del derrumbe del precio ha sido la demanda. Con casi todo el planeta en cuarentena o aislamiento, las empresas y las personas han reducido drásticamente el uso de combustibles. Es igualmente cierto que, hasta bien iniciada la propagación del virus, los países productores seguían manteniendo sus guerras petroleras hasta que, a fines de marzo, Arabia Saudita y Rusia llegaron a un acuerdo de recortar su producción. Pero fue muy tarde. Se pueden listar, entre las razones, otras como la política de Trump de incentivar la producción de fracking y su estrategia de controlar los precios estimulando el almacenamiento masivo, de modo que la crisis es de exceso de oferta y escasez de almacenamiento.