La inmovilización decretada por el COVID-19 en el país hizo que la demanda de combustible se redujera drásticamente hasta en un 75%, según detalla el director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, Pablo de la Flor. No obstante, existe una continuidad de producción de crudo en los campos que -para el caso de PetroPerú- ha terminado por limitar su capacidad de almacenamiento. Ante tal realidad, la petrolera del Estado solicitó ante Osinergmin el cambio de uso de tres tanques en la refinería de Talara, y otros tres recientemente construidos en Conchán que estaban destinados al almacenamiento de alcohol carburante y gasolinas. "[De no permitir el uso de los tanques] lo que va a terminar ocurriendo es que los productores de crudo van a dejar de producir y cerrar los campos. El riesgo es que se produzaca una caída en la producción, que después no pueda ser retomada", advierte De la Flor, quien también recuerda que un retroceso en la producción de crudo "tendrá un impacto negativo en el fisco y en gobiernos locales".