CONGRESO COMPROMETIDO
14 de abril de 2020

Desde que la Organización Mundial de la Salud confirmó que el planeta se enfrentaba a una pandemia con la rápida expansión del nuevo coronavirus que produce la enfermedad conocida como COVID-19, los expertos han coincidido en la importancia de mantener el distanciamiento social como herramienta para reducir la velocidad de los contagios. Así, el Gobierno Peruano, como muchos otros en el mundo, decidió ordenar un estado de emergencia para mantener fuera de las calles a la mayor cantidad de ciudadanos posible, para procurar que el estallido epidemiológico no socave nuestro frágil sistema de salud y para evitar que se pierdan más vidas.Por el momento, con una vacuna a varios meses de distancia y con los medicamentos para contrarrestar el COVID-19 aún en evaluación, mantenernos alejados los unos de los otros es nuestra mejor arma y la mayor parte de los peruanos lo ha entendido perfectamente.Pero lo mismo no se puede decir de nuestros congresistas. En efecto, desde que se inauguró la nueva representación parlamentaria el 16 de marzo, nuestros padres de la patria han mostrado poco rigor a la hora de cumplir con el distanciamiento social. Ello se reflejó en las muestras físicas de afecto que se dedicaron cuando juraron el cargo y luego quedó demostrado en su renuencia a alterar el desarrollo común de sus actividades. Incluso, a pesar de que el 26 de marzo aprobaron las modificaciones del reglamento necesarias para trabajar virtualmente, el viernes 3 de abril tuvieron una sesión presencial para discutir, entre otras cosas, el retiro del 25% de las AFP.