Mucha agua ha corrido debajo del puente desde que el Estado otorgó la buena pro del Gasoducto Sur Peruano a Odebrecht y Enagás, seis años atrás. En ese lapso, el proyecto no solo ha devenido en un cementerio de tubos y maquinaria regados por la amazonia -tras su cancelación en el 2017- sino que se ha convertido en una fuente creciente de cuestionamientos, incluyendo sobornos y colusión.Todo esto, sin embargo, parece no haber hecho mella en el Ejecutivo, como lo muestra su decisión de relanzar el proyecto con su trazo original (rebautizado como SIT Gas). "Debemos convocar a un proceso de licitación, porque el gasoducto sigue siendo una prioridad para el gobierno", indicó el presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos, el pasado 5 de febrero.De hecho, el Minem está a la espera del cuarto informe de la consultora Mott MacDonald, que brindará los inputs necesarios para sacar adelante el proceso de licitación.