Es intolerable que, por cualquier motivo, pequeño o grande, se afecte alegremente los derechos inalienables de los ciudadanos al libre tránsito y a su propia integridad.Esta vez fueron los algodoneros de Ica quienes convocaron un paro de 72 horas y se lanzaron a bloquear carreteras supuestamente para exigir el pago de una bonificación prometida por el Gobierno. Para ello no dudaron en apedrear a los policías, de lo cual resultaron heridos varios inocentes ciudadanos.Claro que hay que criticar la actitud del Gobierno de prometer lo que no puede -u olvida- cumplir. Pero la reacción de los agricultores tampoco es la apropiada.Como lo hemos señalado reiteradamente, no está en cuestión el derecho a la protesta o al pataleo, pero sí son repudiables los excesos violentos. Tienen, pues, que agotarse las vías de diálogo, pero al mismo tiempo restaurar el orden y el principio de autoridad, que son garantías fundamentales del Estado de derecho.