En El Comercio publicamos ayer un informe que daba cuenta de la alta rotación ministerial que sufre el país desde el retorno a la democracia en 1980. Así, se evidencia que, en promedio, los gobiernos sufren una baja ministerial cada 25 días. En el caso particular de la actual administración del presidente Martín Vizcarra, los ministros duran en promedio siete meses, y se tiene un recambio en el Gabinete cada 22 días.Las razones de la baja permanencia en el cargo durante las últimas décadas son diversas. Aquí se incluyen las puyas internas, la confrontación con el Congreso, las acusaciones de malas prácticas o los eventos inesperados que -por desidia o por incapacidad- demandan responsabilidades políticas. Sin embargo, la razón más recurrente es también la más simple: falta de idoneidad para ejercer el cargo de ministro de Estado.En ocasiones, esta falla en la selección se hace evidente solo luego del nombramiento. Alguien con un buen perfil y correcta trayectoria profesional, ya en la cancha, puede resultar inadecuado para el puesto. Ello, por supuesto, no exime de responsabilidad por la mala decisión al presidente ni al primer ministro de turno, pero ciertamente la aligera.Otra es la reflexión cuando la persona elegida no cumple con los requisitos para ostentar un fajín ministerial, y aún así se le concede. Es este el caso de la nueva titular de Energía y Minas, Susana Vilca. Como se recuerda, la hoy ministra estuvo a cargo del Viceministerio de Minas en el 2011, en el primer equipo de gobierno de Ollanta Humala, pero se vio obligada a renunciar en enero del 2012 luego de revelarse que era propietaria de 17 concesiones mineras no declaradas ante la contraloría. A la señora Vilca se la vinculó también con la minería informal.