Un tema que ha llamado la atención recientemente es el debate sobre el ancla fiscal, es decir, el compromiso del Gobierno con la disciplina fiscal, que surge a raíz de la publicación del DU-032-2019, que modifica la regla fiscal, pospone la convergencia al déficit del 1% del PBI al 2024 (en vez del 2021), arriesga el cumplimento del tope de endeudamiento bruto del sector público fijado en 30% del PBI, y eleva, de facto, la deuda neta (deuda bruta menos activos), al utilizar como fuente de financiamiento los fondos conformantes de la cuenta única del Tesoro. Cabe anotar que el compromiso a mantener el ancla fiscal ha sido una constante desde los años 90, cuando se realizó el gran ajuste macroeconómico y muchos atribuimos el éxito del período de estabilidad macroeconómica y rápido crecimiento económico que gozamos desde entonces a este hecho, señala Alfredo Thorne, exministro de Economía y Finanzas.