Nadie puede poner en duda que la elección de Hernando de Soto como encargado especial para lograr la aprobación del TLC por el Congreso de EEUU no haya sido una jugada maestra del presidente García. Es políticamente correcto decir que este TLC -el que empujará De Soto- va a beneficiar a todos los peruanos y no únicamente a un 2% de la población. No sé de dónde sale la cifra de supuestos beneficiados, pero imagino que ella ha sido dada por De Soto al Presidente basada en una realidad que nadie puede negar: que el Perú debe ocuparse de su agenda interna para que todos los TLC y el resto de actividades productivas funcionen como deben. La verdad, como bien lo ha dicho De Soto, es que al TLC no se le puede cambiar ni un pelo. El Tratado está listo. Ya se negoció, ya lo aprobó el Congreso del Perú y ahora falta la aprobación del Congreso de EEUU, que, además, está en su última etapa. Esto no quiere decir que las cosas han sido tan fáciles como parecen ni tampoco que lo que falta no implicará la total dedicación del doctor De Soto, sobre todo durante setiembre y noviembre, que son las dos oportunidades que tiene para lograr que se apruebe el TLC en Estados Unidos. A mi juicio, no debe dejar pasar setiembre esperando noviembre, pero él se dará cuenta de ello cuando converse con el magnífico grupo humano que negoció el Tratado y que sigue en el Mincetur y en la Cancillería. Estoy segura de que, como persona inteligente, conversará además con gente como Alfredo Ferrero, Pablo de la Flor, David Lemor, Aurelio Loret de Mola y en especial con Eduardo Ferrero, ya que la labor que queda por hacer es básicamente de cabildeo. El TLC, como se ha dicho siempre, es una herramienta para el desarrollo del país. Ese es el matiz que el presidente García le ha querido dar con las declaraciones sobre un TLC para los pobres. El trabajo en este plano es absolutamente interno: carreteras, puertos, aeropuertos, simplificación administrativa, legislación laboral promotora, etc. Ello permitirá que más obreros de las fábricas textiles se beneficien del TLC o que se tome más mano de obra en el campo dado que crecerán las exportaciones. Nada ha cambiado en el TLC. Lo que cambia, y para bien, es que tenemos el compromiso claro del presidente García a favor del TLC, y lo ha demostrado con el nombramiento de De Soto, quien además no creo que esté acostumbrado a fracasar y por ello logrará sacar el TLC usando toda su inteligencia y sus contactos. De la agenda interna se deben ocupar los ministros. El TLC no es una panacea: es una herramienta muy potente para el desarrollo de todos, señala Cecilia Blume.