Esta semana trascendió que dos conocidos empresarios nacionales revelaron ante el Ministerio Público que aportaron cuantiosas sumas a la campaña presidencial de la entonces candidata de Fuerza 2011, Keiko Fujimori. El lunes, Dionisio Romero Paoletti, presidente del directorio de Credicorp Ltd., afirmó que el ‘holding’ financiero contribuyó a la candidatura fujimorista con US$3,65 millones, y al día siguiente, el fundador del Grupo Gloria, Vito Rodríguez, admitió que había hecho lo propio por un monto de US$200 mil que extrajo de sus cuentas personales.Ambas revelaciones han significado un terremoto para la señora Fujimori en dos niveles. El primero, en lo concerniente a las investigaciones que ella viene afrontando precisamente por el financiamiento de sus aventuras electorales (pues, en la medida en que ambos empresarios han afirmado que le entregaron el dinero personalmente, resulta razonable pensar que la señora Fujimori estaba al tanto, por lo menos, de quiénes realizaban nutridos aportes a su campaña). Y el segundo, en lo arrolladora que resulta para la credibilidad de quien, en los últimos años, siempre defendió que todo el dinero que ingresó a las arcas del partido fue "bancarizado".