POR LA PUERTA PEQUEÑA
11 de noviembre de 2019

Luego de casi 14 años en el cargo, Evo Morales dejó ayer la Presidencia de Bolivia. Como suele suceder con quienes han abusado y subvertido las instituciones democráticas para aferrarse al poder, la salida de Morales no podía ser por la puerta grande.Su renuncia se dio en un contexto de extendidas acusaciones de fraude durante el proceso electoral del pasado 20 de octubre. Según el cuestionado Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia, el mandatario había ganado las elecciones en primera vuelta, al superar por más de 10 puntos al opositor Carlos Mesa. Con ello se cerraba la posibilidad de una segunda vuelta entre ambos candidatos. De acuerdo con un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA), sin embargo, hubo "irregularidades muy graves" en las elecciones y "manipulaciones al sistema informático", por lo que recomendaba repetir los comicios. Las protestas escalaron en todas las regiones de Bolivia durante semanas -en ocasiones con picos de violencia inadmisibles que desembocaron en las muertes de algunos manifestantes y en la violación de la propiedad privada- y el punto de quiebre llegó ayer en la mañana cuando el comandante de las Fuerzas Armadas del país, el general Williams Kaliman, "sugirió" (en un mensaje por demás preocupante en una región en la que la participación de los militares en política no evoca buenos recuerdos) al mandatario dar un paso al costado, incluso luego de que este último hubiera aceptado ya realizar nuevas elecciones.