El gobierno del presidente Martín Vizcarra debería actuar con sinceridad y explicarle al país si tiene previsto dar luz verde o no al inicio de operaciones del proyecto cuprífero Tía María, en el Valle de Tambo, pues por ahora solo se ve un discurso confuso que, más allá de sus implicancias específicas para el referido proyecto, también podría afectar a futuras inversiones por la actitud mostrada.Durante la semana que pasó, el Consejo de Minería puso nuevamente en vigencia la licencia de construcción del proyecto. Sin embargo, minutos después de conocerse esta noticia, el presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos, dijo que se enviaría a una comisión del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) para evaluar el proyecto y su viabilidad, algo que nunca se ha visto, más aún si todavía no se inician los trabajos de extracción, por lo que el referido organismo no tiene nada que hacer ahí. Si el Perú bajo la administración del presidente Vizcarra sostiene una y otra vez que promueve la inversión privada y que para ello existen reglas claras para los inversionistas, la actitud que muestra ante el proyecto Tía María parece decir todo lo contrario, pues el anuncio del premier Zeballos más bien se ve como un intento de que en el Valle de Tambo no se inicien los trabajos ya autorizados. Un poco de sinceridad y, sobre todo, apego a la ley no le vendrían mal al Gobierno, que necesita de la inversión privada para calentar nuestra alicaída economía. Es mejor priorizar el diálogo con los vecinos del Valle de Tambo que estar poniendo zancadillas legalistas a un proyecto que, guste o no, viene cumpliendo con las exigencias y las formalidades que plantea el Estado.