Esta semana conocimos nueva información sobre los pagos ilícitos realizados por Odebrecht en nuestro país a fin de beneficiarse con la concesión de determinadas obras públicas. Esta vez los sobornos estuvieron relacionados con el proyecto de ampliación y mejoramiento de agua potable de Iquitos y con el sistema de agua potable de Chimbote, y quienes los recibieron están identificados en las planillas del Departamento de Operaciones Estructuradas con los ‘codinomes’ ‘Río’ (US$1’106.244) y ‘Pescador’ (US$176.980).Por otro lado, conocimos también de 71 ‘codinomes’ que figuran en esa misma planilla y que están vinculados con entregas de dinero que, sumadas, bordean los US$59 millones y que tienen que ver con 13 obras y con “aportes” de campaña de diverso tipo. Qué lejos estamos del reconocimiento de pagos ilícitos en solo 4 obras que hizo la empresa brasileña al cerrar el acuerdo inicial de colaboración con la fiscalía peruana hace solo siete meses.Lo primero que esta situación sugiere es una pregunta inquietante: ¿Por qué Odebrecht no reveló todo desde el principio? Lo que, a su vez, despierta una duda: ¿No quedará más -o eventualmente mucho más- por conocer?