DE AREQUIPA A MOQUEGUA
14 de agosto de 2019

El manejo de la conflictividad social no ha sido fácil para ningún gobierno de las últimas décadas. Desde el ‘arequipazo’ durante el mandato de Alejandro Toledo hasta las protestas por el proyecto minero Conga mientras Ollanta Humala ocupaba Palacio de Gobierno, pasando por el ‘baguazo’ en la administración de Alan García, la historia de convulsión social del país es extensa y compleja.Esa dinámica recurrente, sin embargo, no aminora la responsabilidad individual de los equipos de gobierno que han gestionado pobremente los sucesivos conflictos. Los errores repetidos y la similitud que guardan diversos enfrentamientos y revueltas en el interior del país sugieren que las lecciones aprendidas hasta la fecha son pocas.La administración del presidente Martín Vizcarra, de hecho, corre el riesgo de tropezar dos veces con esta misma piedra en un corto período de tiempo a causa de un contexto que ella misma ha contribuido, diligentemente, a labrar. Luego de conseguir la suspensión de licencia de construcción del proyecto Tía María, en Arequipa, las movilizaciones contrarias a la minería apuntan hoy a un proyecto casi cuatro veces más grande ubicado en Moquegua: Quellaveco.Como se sabe, el lunes empezó el paro indefinido en la región. Si bien por el momento las actividades se realizan con normalidad en la ciudad de Moquegua, el libreto es harto conocido. Con un Estado que no parece dispuesto a defender las inversiones que él mismo aprobó y que necesita para mantener la economía a flote, los antimineros ganan tiempo y espacio para fortalecer su posición y para obligar al Estado de derecho a retroceder.