EL MINISTRO OPTIMISTA
31 de julio de 2019

El anuncio del presidente Martín Vizcarra de que solicitará al Congreso una reforma constitucional para adelantar las elecciones generales al 2020 ha suscitado, como es lógico, todo un acordeón de conjeturas respecto al impacto que este cambio podría tener en la arena política. Más allá de cómo acabe todo este galimatías, sin embargo, existe desde ya una consecuencia que puede visualizarse de lo propuesto por el mandatario y que tiene que ver con los efectos que conllevará para nuestra economía, al menos en el corto plazo.A esto último parecen abonar, por ejemplo, la caída registrada ayer del índice general de la Bolsa de Valores de Lima en 2,38% o la circunstancia de que gremios empresariales como la Confiep, la Asociación de Exportadores (ÁDEX), la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) y la Cámara de Comercio de Lima (CCL) hayan afirmado, casi con las mismas palabras, que un adelanto electoral retraerá las inversiones y mermará la creación de empleo.La opinión mayoritaria parece, pues, indicar claramente que el anuncio presidencial restará fuerza al desempeño económico del país. Y decimos ‘mayoritaria’, porque, curiosamente, en este coro parece no encontrarse el titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Carlos Oliva.En efecto, en dos recientes entrevistas en El Comercio y en Gestión, el ministro Oliva ha sostenido, a contracorriente de otros agentes económicos, que un adelanto de elecciones podría resultar hasta benigno para la economía del país. ¿Cómo? Pues generando un insólito ambiente de concordia entre el Ejecutivo y el Congreso que dé paso a "una agenda audaz de reformas".