Sin duda alguna, el gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, está buscando los "muertos y heridos" con que amenazó al presidente de la República, Martín Vizcarra, antes de iniciar el paro indefinido contra la aprobación de la licencia de operaciones mineras en Tía María, aun cuando la empresa anunció que solo las iniciará cuando se hayan resuelto las inquietudes de la población en la zona, a través del diálogo y mesas de negociación.La verba beligerante, deliberadamente irrespetuosa, con la que el gobernador ha estado interpelando al presidente de la República en sus declaraciones o escritos en redes sociales se ha traducido durante los días del conflicto en manifestaciones de violentismo apenas controlado, tomas de carreteras, movilizaciones provocadoras y consignas extremistas, en contra de cualquier tipo de solución negociada.Incluso el cardenal Pedro Barreto ha llamado al orden al gobernador, lamentando su postura de enervar al máximo a la población para mantenerla en vilo."Una región tan querida como Arequipa no puede prestarse a ese tipo de manipulación e impedir que el diálogo pueda darse", ha dicho el prelado, que insiste en la intermediación de la Iglesia católica, como ya ocurrió en el conflicto de Las Bambas, con buenos resultados para ambas partes.