COMPLACENCIA LEGISLATIVA ANTE EL CNM
1 de diciembre de 2004

Como se esperaba, la sesión informativa de los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) ante el Congreso ha ratificado, una vez más, la necesidad de recomponer con urgencia este organismo.Con sus propios actos, los actuales consejeros han puesto en tela de juicio su transparencia e idoneidad para dirigir procesos de selección tan gravitantes como el nombramiento del nuevo jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales.El pez por la boca muere, dicen. Y estos señores han corroborado lo que todos sospechábamos: que la selección del jefe de la ONPE se aplicó sobre la base de absurdos requisitos y puntajes, incompatibles con el perfil requerido para el cargo y, sobre todo, bajo la anuencia del CNM, que con antelación sabía cuán equivocadas eran esas exigencias, pero cuán útiles para sacar a Fernando Tuesta Soldevilla. Esto configura una grave e imperdonable negligencia que merece la remoción del CNM, según lo establece la Constitución. Como consecuencia, los miembros del consejo se quejan de ser víctimas de una campaña mediática. ¿No será más bien que el desaguisado ha logrado hacer coincidir a la prensa seria del país en su crítica?Es una lástima que los complacientes congresistas de la Comisión de Justicia, principalmente del Apra, se hayan contentado con poco. Aceptaron cándidamente que los consejeros se fuesen por las ramas, que analizaran por qué Tuesta no cumplió con los requisitos, en vez de investigar por qué se le exigieron esos requisitos.Tampoco se les preguntó por qué recién ahora cambiarán -e incluso ablandarán- las reglas de juego. ¿Por qué no lo hicieron antes, cuando uno de los candidatos de fuerza era precisamente Tuesta Soldevilla?Como bien ha señalado el congresista Natale Amprimo, los miembros del CNM tienen todavía mucho que explicar. Además, deberían aceptar que ellos mismos pusieron en duda su credibilidad y, por lo tanto, carecen de autoridad moral para convocar un nuevo concurso. Incluso el Congreso debería impedírselo, en términos funcionales.