TAREA PENDIENTE. Ha pasado más de un cuarto de siglo desde la creación del Sistema Privado de Pensiones (SPP) y todos los intentos de los gobiernos, y de las propias AFP, por hacerlo atractivo para los trabajadores y empleadores se han quedado a medio camino. El resultado es que los aportes al SPP son considerados una carga obligatoria y costosa, lo que origina que muchos elijan el Sistema Nacional de Pensiones (SNP), manejado por el Estado, a pesar de que sus afiliados no poseen una cuenta individual.Los políticos (y un buen número de comentaristas) se han aprovechado de la imagen poco halagadora del SPP para continuar demonizándolo y, en el caso del Congreso, para desvirtuar su naturaleza con leyes populistas. Lo peor es que desde el Ejecutivo se ha hecho muy poco para contrarrestar los ataques y ni siquiera se ha podido comunicar la relación que existe entre la tantas veces postergada reforma laboral y la necesidad de una jubilación apropiada.