Una mejor opción para las empresas mineras sería el aceptar un impuesto a las sobreganancias antes que establecer un aporte extraordinario, señala el ex ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi. Existe el riesgo de que este aporte voluntario se convierta en un aporte constante, porque la población o comunidad podría solicitarlo cuantas veces estime que tenga necesidades, o sea de manera infinita. El reclamo social ya se abrió y con las negociaciones que actualmente tienen las mineras se ha reconocido este derecho. Cuando a futuro las comunidades tengan nuevas necesidades el reclamo será contra la empresa y no contra el Estado. Es un buen momento para que las compañías mineras conversen con el Estado y fijen de manera conjunta una tasa de sobreganancias.