Mientras el tiempo se agota para Tía María - su EIA expira en unos días - otras inversiones mineras juegan sus propias defi niciones. Es el caso de Corani (Puno), el segundo proyecto más esperado del 2019. A diferencia de Tía María, se trata de una inversión que tiene en orden todos sus permisos, incluyendo la licencia de construcción y, no menos importante, la licencia social.Su problema es la restricción de capital: US$585 millones, que su operador, la minera junior Bear Creek, no espera conseguir ya en el transcurso de este año sino en el siguiente."De no existir complicaciones, se iniciaría la construcción en el primer semestre del 2020", ha señalado Andres Franco, gerente de asuntos corporativos.