Hace diez días se produjo un acto de sabotaje en el Datem del Marañón con interrupción de operaciones del Oleoducto Norperuano. Esto generó de operaciones del Oleoducto Norperuano. Esto generó un derrame de crudo que se quiso controlar, pero la propia comunidad impidió que funcionarios de PetroPerú hicieran su trabajo.Esta amenaza proviene de un grupo de federaciones de las cinco cuencas que hace cinco meses suscribieron una serie de compromisos con el gobierno encabezado por el premier Salvador del Solar y el ministro de Energía y Minas, Francisco Ísmodes. Se crearon grupos de trabajo para la puesta en marcha de proyectos de inversión y beneficio común para la zona. Se acordó que el 27 (ayer) se iba a evaluar los avances en una plenaria. En ninguna parte del acta se señala que el premier debía participar en las sesiones. Los nativos habían movilizado a un grupo de 500 personas y no se daban las condiciones de seguridad para el primer ministro. No podemos convertir al premier en un bombero de la conflictividad del país. Esa amenaza resulta inaceptable, el Estado peruano no se puede sentar a negociar con una pistola en la meza, con una amenaza que va traer más atraso a la zona. No podemos darnos el lujo de tener una industria hidrocarburífera paralizada, afirmó Pablo de la Flor, director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía.