Protestas, derrames, bloqueos y conflictos sociales con comunidades afectan al Oleoducto Norperuano (ONP), una infraestructura con más de 40 años de construcción y 854 km de ductos que transporta petróleo desde los yacimientos en la selva peruana hasta el terminal de Bayóvar (Piura).Precisamente, hace unos días se produjo un nuevo derrame de petróleo en el oleoducto ramal norte, ubicado en la provincia de Datem del Marañón, en Loreto. Si bien este ya fue controlado tras la colocación de una grapa en el ducto, según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), fue producido por un grupo de pobladores de la comunidad nativa Progreso. Con este último derrame, suman 28 los sabotajes sufridos por el ONP, desde el 2014, representando un costo de más de S/270 millones en reparaciones."Estos actos delincuenciales que atentan contra la inversión pública y privada no pueden quedar impunes. Petro-Perú ya ha gastado más de S/270 millones para rehabilitar el ONP tras estos sistemáticos ataques", señaló al respecto Pablo de la Flor, director ejecutivo de la SNMPE.