Nuevo Perú (NP) y el Frente Amplio (FA), las dos organizaciones políticas declaradamente de izquierda con bancada en el Parlamento, han anunciado en estos días que negarán la confianza al gobierno cuando les toque votar al respecto en el pleno. A través de sendos pronunciamientos, los dos colectivos han sostenido a grandes rasgos lo mismo. A saber, que actuarán así para precipitar el "cierre" del Congreso -término que por alguna razón prefieren a ‘disolución’, que es el que usa el texto constitucional- y eventualmente impulsar con ello la convocatoria a nuevas elecciones y a un proceso constituyente. Solo así -argumentan-, se logrará el "nuevo pacto social" necesario para acabar con "el blindaje y la impunidad" (FA) y se frenará la supuesta insistencia del presidente Martín Vizcarra "en profundizar el modelo neoliberal" (NP).No se trata por cierto de un planteamiento nuevo. Desde los tiempos en que todavía estaban juntas, esas dos organizaciones le hacían saber a quien quisiera escucharlas que ese era su plan máximo. Y Verónika Mendoza, recordémoslo, postuló a la presidencia en el 2016 a nombre de ambas y sugiriendo que los votos por ella debían entenderse como un respaldo a esa plataforma política.