CUESTIÓN DE CONFIANZA.El anuncio del presidente Martín Vizcarra, ayer, solo es el corolario de la forma en que los tres poderes del Estado han defraudado al país y evidencia que la clase política peruana no es capaz, hasta ahora, de hallar soluciones por la vía del diálogo y más bien se mantiene en permanente confrontación. El mandatario en mensaje a la Nación dijo que presentará ante el Congreso "cuestión de confianza respecto de las políticas de Estado de fortalecimiento institucional y lucha contra la corrupción", en base a cinco proyectos específicos. Justificó su decisión en los acuerdos tomados por el Parlamento en las últimas semanas, sobre todo por el archivamiento del proyecto para modificar la inmunidad parlamentaria y de la denuncia constitucional contra el exfiscal Chavarry. La decisión del presidente está prevista en la Constitución y no se equivocan quienes lo ven como una presión al Congreso, pues esa es su finalidad. Sin embargo, saltar de allí al cierre del Parlamento puede ser excesivo -y jugarle en contra a Martín Vizcarra si se considera que eso es lo que estaría esperando la mayoría de la población-, sobre todo porque los parlamentarios pueden decidir otorgarle la confianza sin mayores problemas.