En el peor de los casos el Perú debió comprar la hidroeléctrica Chaglla a Odebrecht, si es posible a mayor precio del adquirido por la transnacional oriental China Three Gorges (CTG), para de esa forma deshacerse de un contrato leonino por el cual Electroperú debe pagar, por 15 años, una tarifa de energía eléctrica muy por encima del precio del mercado y, por lo tanto, subsidiada por los contribuyentes en favor del nuevo concesionario chino. La publicitada venta no se justifica con el solo pago hecho por la firma carioca de las deudas a Sunat y desembolsos a otra agencia peruana. Es pues un engaño más del Gobierno y de fiscales y procuradores del caso Lava Jato.Nos referimos a la cancelación, el pasado 25 de abril, de un poco más de 434 millones de soles de parte de Odebrecht a la Sunat, así como el pago de parte de las acreencias en Cofide (que suman US$ 100 millones) y de la primera cuota de la reparación civil por 80 millones de soles del paquete de los 610 millones de reparación civil al Estado peruano.Hay técnicos calificados que piensan todo lo contrario. Es el caso del economista Manuel Romero Caro, quien considera que la hidroeléctrica de Chaglla tiene garantizada por el Estado, vía Electroperú, la compra de su producción a un muy buen precio a US$ 60 MegaWatt/hora (MWh) aproximadamente, pero resulta que el precio spot está en menos de 10 dólares MWh, por lo que de partida pierde 50 dólares por MWh."Esta cifra representará miles de millones de dólares a lo largo del plazo de la concesión, monto que al final lo terminará pagando la ciudadanía", advierte.