MUCHO PARA POCOS
3 de mayo de 2019

Con ocasión del Día del Trabajo, celebrado el pasado 1 de mayo, la ex candidata presidencial del Frente Amplio y actual lideresa del movimiento Nuevo Perú, Verónika Mendoza, divulgó a través de su cuenta de Twitter una proclama que da una idea precisa de cuáles son los sectores de la denominada ‘clase trabajadora’ a los que aspira representar. "Como cada #1Mayo estamos en las calles para decirle[s] al gobierno y a la CONFIEP que no vamos a permitir que nos quiten los pocos #DerechosLaborales que tanto les costó ganar a los #Trabajadores", anunciaba ella en su mensaje. Para luego rematar la declaración con la arenga: "¡No somos mercancía ni mano de obra barata, queremos trabajo digno!".Con ello, la señora Mendoza se ubicó dentro de una tradición tan antigua como descaminada de la izquierda peruana: la de sostener discursivamente que expresa los intereses de las grandes mayorías que sufren alguna forma de marginación, mientras en la práctica defiende los privilegios de una clamorosa minoría.Según datos del INEI, efectivamente, en nuestro país el 73% de la fuerza laboral -más de 12 millones de trabajadores, a setiembre del año pasado- es informal. Es decir, no está en planilla legal alguna y no goza de ningún derecho laboral (seguro de salud, CTS, vacaciones, utilidades, etc.) ni de la protección casi absoluta contra el despido de la que disponen los trabajadores formales.