Las Bambas fue considerado un modelo de desarrollo sostenible hasta el 2014.Ese año, la minera chino-australiana MMG adquirió el proyecto a la suiza Glencore (por US$10 mil millones) y procedió a realizar una modificación importante al EIA, de la que devienen muchos de los problemas actuales: canceló la construcción del mineroducto, que iba a transportar el mineral desde la mina hasta el puerto de Matarani, e incluyó, en su lugar, la opción de una carretera.Desde entonces, la aparente concordia entre la empresa y los comuneros comenzó a diluirse, a pesar de los cientos de millones de soles que MMG entregó a los comuneros a cambio de sus tierras (S/1 millón a S/2 millones por persona).La población del área de influencia de Las Bambas no se opone, sin embargo, a la minería. Solicita más beneficios: US$32 millones por las 39 hectáreas de su propiedad que atraviesa el corredor minero en el Cusco. "Acá no hay un conflicto cultural ni social ni ambiental. Es una situación puramente económica", remarca Víctor Góbitz. Se trata, en efecto, de un conflicto socio-económico, azuzado por agentes foráneos, reconoce José de Echave.