Han pasado diez meses desde que el Programa Nacional de Apoyo Directo a los más Pobres Juntos empezó a aplicarse con resultados calificados de exitosos por Naciones Unidas. Sin embargo, en una tierra como la nuestra, donde la extrema pobreza golpea a entre el 18% y el 24% de los peruanos, este esfuerzo resulta aún insuficiente.Juntos debe proseguir y recibir todo el apoyo que sea necesario del Gobierno Central, bajo un esquema innovador que permita atender a los más pobres entre los pobres de nuestro país. El objetivo, como se sabe, es claro: los beneficiados reciben cien soles mensuales si se comprometen a mejorar las condiciones de vida de sus hijos, si los vacunan y los envían a la escuela.Algo que no puede escatimarse es que el programa no fue politizado durante el gobierno de Alejandro Toledo y así debe mantenerse. Igualmente, debe seguir en manos de la sociedad civil y del Gobierno, en una alianza estratégica positiva a la cual deberá incorporarse, en un papel más activo, a las comunidades involucradas.Lo que falta es garantizar la equidad, para que sean realmente los más pobres los beneficiados; crear mecanismos eficaces de seguimiento, para que las familias cumplan sus compromisos; y mejorar la calidad de la salud y la educación. Un Estado inclusivo debería preocuparse por afirmar las bases de este programa para llegar efectivamente a los más necesitados que, en muchos casos, ni siquiera saben que existe.