Brasil continúa en vilo en medio de una de sus peores tragedias mineras, que ha dejado al menos 58 muertos, 305 desaparecidos y un rastro de destrucción en Brumadinho. El riesgo inminente de que una segunda represa de la minera Vale se rompa y cause una nueva catástrofe obligó a paralizar las búsquedas durante gran parte del día y a evacuar a cerca de 3.000 personas, aunque la mayoría han sido autorizadas para regresar a casa.