UNA APUESTA FIRME
16 de diciembre de 2018

Es difícil encontrar un solo análisis serio sobre la competitividad y productividad del Perú que no cite la rigidez del mercado laboral -y su consecuente informalidad extendida- como una de las barreras que impiden el desarrollo del país. Una nación que no puede aprovechar adecuadamente su activo más importante -la capacidad productiva de sus ciudadanos- es una que compite con ambas manos atadas a la espalda. Por eso creó expectativa el anuncio del presidente Vizcarra durante la última edición de CADE respecto a la necesidad de una reforma laboral. En concreto, el mandatario señaló: "Uno de los factores que eleva la informalidad es el alto costo laboral no salarial, que triplica el de los pares de la Alianza del Pacífico. Ante tal realidad, se opta por los contratos temporales que dificultan la experiencia de mejora". (Edición sábado)