Catorce años después del inicio de la era del gas de Camisea en el Perú, solo los hogares de Lima e Ica han podido acceder masivamente a esta fuente de energía, mientras los restantes aguardan todavía la socialización de su uso. Es el caso de la región altoandina, donde el empleo del gas natural como método de calefacción podría salvar la vida de cientos de niños y adultos en épocas de helada.