El nuevo gobierno empezó bien nombrando un gabinete compuesto por personas de primer nivel y, muchas de ellas, con experiencia, que incluye a la administración pública. Está compuesto, como es obvio, por algunos miembros del APRA, pero tiene a muchos independientes. El optimismo que trae un nuevo gobierno le ha permitido al presidente García reclutar a los mejores cuadros para ponerlos al servicio del país. Este gabinete deberá trabajar en conjunto liderado por Jorge del Castillo para afrontar los retos que significa una nueva administración y, por supuesto, las oportunidades que todo cambio presenta. Los actos solemnes, propios de la toma de mando del Presidente, tuvieron como pieza central el discurso presidencial ante el Congreso y autoridades nacionales y extranjeras. En general, el discurso del presidente García ha tenido cosas buenas y otras que personalmente no comparto. Por ello, creo indispensable dejar que pasen los días para que se aclaren los temas y así poder hacer una evaluación adecuada de éstos.Entre las cosas positivas está el reconocimiento de que un país pobre como el nuestro debe ser austero en todo, y esta austeridad debe ser liderada por los llamados a servir a los ciudadanos. Me preocupa el haber fijado la URSP, ya que, a mi juicio, indexa la planilla pública, con el costo automático que al parecer supondría. La reducción salarial es potestad de cada gobierno. Reitero mi posición: los peruanos no están tan preocupados por los niveles salariales, están preocupados porque no ven un trabajo que responda al salario. Necesitamos empleados públicos de carrera con ganas de servir a su país. Ello se logra con incentivos y salario adecuado. Además, el ahorro no va por ahí. Hay cosas como las compras corporativas, que ya se hacen, que ahorran mucho más. Saludo la eliminación de la duplicidad de funciones y todo lo que se haga en simplificación administrativa. La eliminación de prefecturas es positiva, al igual que las ventanillas únicas, algo que de alguna manera ha venido funcionando entre entidades en provincias. Es importantísimo invertir en infraestructura, agua, electrificación rural, caminos vecinales y rurales. Esto se ha entendido bien. El dinero para ello será producto de impuestos que aumentarán mientras las empresas sigan invirtiendo y les vaya bien. Se ha planteado crear un fondo con aportes de los mineros para obras de infraestructura, reconociendo la importancia de la inversión y de la estabilidad en las reglas de juego para atraer esta inversión. Ello es sumamente positivo. La parte que no me gusta es la insistencia en la libre desafiliación, que esperamos sea como la planteó el MEF; esto es, la posibilidad de elegir al jubilarse cuál de los dos sistemas es mejor para el titular. Ello implica libre elección, pero evita una transferencia inmediata de recursos del fisco. La zona franca de Puno no ayudará a crear más trabajo y es siempre un mal ejemplo. La exoneración de todo tributo por 20 años a las empresas agrarias sobre los 3,200 metros busca atraer inversión, pero trae consigo el mal ejemplo de la exoneración; igual que la del 50% del IGV a las obras de los municipios, que en realidad afecta a sus proveedores, quienes no podrán trasladar el resto de su IGV, convirtiéndolo en un costo para ellos. Ha faltado, a mi juicio, el reconocimiento a una transición democrática del presidente Toledo al presidente García. Ello -al igual que una economía estable y que nos permite ahora pensar cómo redistribuir en vez de lamentarnos, como siempre, por la falta de recursos- debe ser ponderado.En suma, creo que debemos esperar a ver las normas redactadas y las primeras decisiones para evaluar mucho de lo dicho en el discurso del Presidente. El gabinete tiene mucho trabajo por delante, pero estoy segura de que, por la calidad de sus integrantes, lo hará muy bien. Cuando pase un tiempo evaluaremos la implementación de lo dicho en la juramentación presidencial. Hoy es muy pronto, señala Cecilia Blume.