Luego de que el nuevo presidente Alan García ha jurado y delineado en su primer mensaje las matrices de su plan de gobierno, los reflectores se dirigen ahora al Congreso de la República, cuya participación es fundamental para afianzar la democracia y concretar los cambios propuestos.La tarea se torna más compleja y difícil por la pésima imagen de esta institución fundamental, cuya primera obligación es recuperar el prestigio y la legitimidad que le fueron birlados por los excesos, escándalos e ineficiencia de buen a parte de sus antecesores.En tal sentido, ha sido bien recibido el mensaje de la nueva presidenta del Congreso, la educadora aprista Mercedes Cabanillas, quien ha instado a sus pares a desechar el falso espíritu de cuerpo y la lenidad que ha caracterizado la gestión parlamentaria. Pero hay que pasar del discurso a la acción, por lo que la ciudadanía está muy atenta a que, con la urgencia debida, se aprueben las propuestas para modificar la inmunidad parlamentaria (que no puede ni debe significar impunidad judicial), imponer austeridad en la institución y promover la renovación congresal.Luego, en cuanto a la agenda de gobierno, hay que saludar las coincidencias programáticas entre García y Cabanillas, sobre todo en lo que se refiere a la reforma del Estado y a una austeridad drástica . De entrada, es urgente que el Congreso, según lo anunciado, se aboque a recortar su presupuesto y a trabajar coordinadamente con el Ejecutivo los proyectos complementarios de la modernización estatal, anclados en la descentralización y la transparencia. Otros temas álgidos e impostergables son la reforma judicial y la corrección de algunas normas aprobadas a última hora por el Congreso anterior, como la supresión de controles para Petro-Perú.Todo esto demanda un firme compromiso de los legisladores con el interés nacional, por lo cual es más urgente el llamado a la concertación. Como lo dijimos recientemente, la formación multipartidaria de la mesa directiva fue una buena señal, pero será en los próximos días, al formar las comisiones legislativas y fijar la agenda legislativa, cuando se pondrá a prueba la voluntad de cambio de esta nueva representación. La nación y la prensa permanecerán vigilantes. (Edición domingo).